Nota de prensa

Adquisición de Uslé, Palazuelo, Navarro y Long

EL MUSEO GUGGENHEIM BILBAO INCORPORA A USLÉ,  PALAZUELO, NAVARRO Y  LONG A SU COLECCIÓN

La Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao se verá ampliada con obras de Juan Uslé, Pablo Palazuelo, Miquel Navarro y Richard Long, después de que la Tenedora Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Bilbao, S.L.  aprobara, en su reunión de esta misma tarde, la adquisición de piezas pertenecientes a estos cuatro artistas.

En total son 6 las obras que pasan a engrosar la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao:  Soñé que revelabas XI (Airport), 2001-02 de Juan Uslé; Circino XXXVI, 2002, Circino XXXVII, 2002, y Signo I, 2002 de Pablo Palazuelo; Ciudad muralla, 2000-01, de Miquel Navarro y Círculo de Bilbao (Bilbao Circle, 2000) de Richard Long.

Aunque pertenecientes a generaciones y tendencias diversas, las obras adquiridas son, en todos los casos, creaciones recientes de sus autores, que comparten un consolidado reconocimiento en el panorama artístico internacional.

Así es, sin duda, en el caso de Juan Uslé (Santander, 1954), el más joven de los cuatro artistas cuya obra pasa ahora a formar parte de la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao, reconocido como uno de los pintores más destacados dentro del panorama artístico internacional contemporáneo. Desde la abstracción, Uslé dirige su mirada hacia el mundo que le rodea. En palabras del propio artista: “Quizá no exista una verdad que justifique la práctica de la pintura, pero sí creo que existe un sentido necesario a la pintura derivado de su propia naturaleza como medio. Y es eso lo que me ratifica en la existencia del diálogo oculto entre sensación y razón, lo que decía Nemo: ‘el ojo es el cerebro’. ¿Existe un medio tan claro y transparente, tan inmediato y prístino como el de pintar sobre una tela? ¿Existe un proceso donde coexistan de forma tan obvia actividad manual y decisión intelectual?”.

La indagación acerca de los significados de la relación entre paisaje, ojo y cerebro es una constante a lo largo de toda su trayectoria y, en toda obra suya, interroga sobre lo que permanece entre la realidad y la percepción.

En el trabajo de Juan Uslé se entremezclan referencias al expresionismo abstracto norteamericano - pintores como Mark Rothko, Jackson Pollock, Willem de Kooning, Franz Kline o Robert Motherwell-  con referencias al romanticismo entendido como búsqueda de algo indeterminado y cambiante. Desde que se trasladó a Nueva York en 1987, sus pinturas se construyen a través de un diálogo continuo entre las formas entrevistas en el ritmo vertiginoso de la gran ciudad y el yo que se diluye en la visión.

Soñé que revelabas XI (Airport), 2001-02 pertenece a una serie de obras compuesta por once pinturas individuales, en las que las imágenes se desarrollan desde los elementos pictóricos, desde una pincelada densa a la que subyace la luz. A través de estos elementos se ordenan los ritmos y los colores para crear un paisaje de ensoñación abstracto. En este envolvente lirismo de la imagen, Juan Uslé logra sintetizar sus principales preocupaciones.

Con la adquisición  de Soñé que revelabas XI (Airport), 2001-02 de Juan  Uslé, Ciudad muralla, 2000-01 de Miquel Navarro y del  conjunto de tres obras de Pablo Palazuelo (Circino XXXVI, 2002, Circino XXXVII, 2002, Signo I, 2002), el Museo ahonda en la especial atención que viene prestando desde que iniciara su programa de adquisiciones a los artistas vascos y españoles de mayor relevancia y proyección internacional. De hecho de las 70 obras de 44 artistas que reúne ya la Colección Propia del Museo, 27 piezas son de alguno de los 16 autores vascos o del ámbito estatal representados en la Colección, entre ellos, Eduardo Chillida, Txomin Badiola, Cristina Iglesias, Javier Pérez, Antoni Tàpies, Juan Muñoz o Miquel Barceló, por citar algunos.

Por su parte, Pablo Palazuelo (Madrid, 1916) es el más veterano de los cuatro artistas que se incorporan en esta ocasión a la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao y está considerado como el pintor español más destacado de la abstracción geométrica. Entre 1947 y 1948 realiza sus primeros dibujos abstractos que se enmarcan en las premisas del constructivismo para  posteriormente sumergirse en una abstracción, cuya clave reside en la investigación de las leyes de la creación de espacios cósmicos y psíquicos. Su obra, caracterizada por una aparente simplicidad en cuanto a ordenación de líneas, colores y espacios, remite a preocupaciones no formales sino espirituales.

Palazuelo se formó en la disciplina de la arquitectura, es decir en el conocimiento de la ordenación espacial de las formas y los volúmenes que queda patente en su obra. La exploración de realizaciones geométricas y matemáticas representa una constante en su trabajo y su temática se enmarca dentro de un arte constructivo de gran rigor formal en el que el color juega un importante papel.

Tanto en el caso de Palazuelo como en el de Miquel Navarro, el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York dispone de dos obras de épocas más tempranas de ambos autores, Variations, 1951 del artista madrileño y Cylinder, 1974-77 del creador valenciano, lo que permitirá ampliar la mirada a la trayectoria creativa de ambos autores.

 Miquel Navarro (Mislata, Valencia, 1945) es una de las voces más personales en el ámbito de la escultura española contemporánea, con una destacada trayectoria, merecedora hoy de una relevante proyección internacional.

 La obra de Miquel Navarro supera las corrientes minimalistas y conceptual, abordando una nueva manera de hacer escultura. El artista, que inició su actividad creadora dedicándose a la pintura y al dibujo a mediados de los sesenta, evidencia en sus instalaciones una visión plural de la escultura. Ésta no está ligada a la iconografía ni a la narratividad, ni tampoco exclusivamente a la exploración e investigación de contenidos formales. Ha creado un tipo de escultura inspirada en el tejido urbano, en las ciudades. Desde su primera Ciudad (1973-74) hasta el presente ha venido realizando paisajes escultóricos por medio de instalaciones y construcciones de pequeños elementos variables, que aluden a la experiencia del paisaje urbano. Las ciudades de Navarro generan espacios para la confrontación de ideas. En su recorrido artístico, Navarro ha ido proponiendo una revisión de la noción de espacio, de la construcción de lugares y también del cuerpo como medida singular de lo humano y de la ciudad. Según el artista “incluso mis esculturas más esquemáticas, sin dejar de ser figurativas, permiten seguir el rastro del hombre”. Su trabajo analiza el concepto de paisaje urbano como lugar de reflexión. El concepto de vibración, de pulso vital frente al caos está presente en su obra, en la que el espectador participa en su configuración, incitado a viajar por su propia realidad, por su propia estructura.

 Ciudad muralla, 2000-01 constituye una de las piezas más representativas de su trayectoria artística. En ella sintetiza y plasma en toda su complejidad su discurso acerca de la dialéctica entre arquitectura y escultura. Tanto esta obra de Miquel Navarro como la pieza de Richard Long Círculo de Bilbao (Bilbao Circle, 2000), que pasan a formar parte de la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao, permitirán establecer, de forma significativa y desde la reflexión escultórica en torno a la escala, un diálogo extraordinario con los espacios arquitectónicos del Museo.

 Nacido en 1945 en Bristol, Inglaterra, Richard Long es uno de los artistas fundamentales del panorama creativo de la posguerra, con quien los Museos Guggenheim tienen una relación significativa. Su obra está bien representada en la Colección Panza y, ya en 1986, fue objeto de una retrospectiva en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York.

Richard Long camina cientos de kilómetros durante días, incluso semanas, a través de los paisajes solitarios, intactos, a menudo desolados que le gustan  -la campiña inglesa, las montañas de Nepal o las llanuras de África- para crear sus obras de arte. Mientras viaja, Long se marca tareas en las que interactúa con el paisaje creando esculturas modestas con los materiales que encuentra en su andadura: piedras, ramas, barro, agujas de pino. El aspecto esencial de su obra es el propio caminar,  aunque documenta sus viajes con fotografías de grandes dimensiones, mapas y listas de términos descriptivos. Long realiza círculos y líneas en el paisaje adaptando la hierba mediante reiteradas pisadas o con piedras, maderas o algas. Estos motivos, que son típicos de su obra, quedan finalmente disueltos por el viento, la lluvia o las mareas, negando así el dominio del hombre sobre la naturaleza. Sus fotografías son la única evidencia de estas esculturas orgánicas tras la erosión o el crecimiento.

Long traslada también sus experiencias personales en el paisaje salvaje a esculturas de ubicación específica y dibujos murales de barro que crea para interiores. Sus piezas son metáforas de los caminos tomados en sus viajes: las espirales, los círculos y las líneas, extendidos más allá de las paredes del espacio expositivo, trazarían las distancias reales recorridas por el artista. Estas esculturas no son, por lo tanto, representaciones de la naturaleza per se sino documentos estéticos del compromiso de Long con el paisaje y las evocaciones poéticas de la grandiosidad de la tierra. “El propósito de la obra de arte no es ilustrar... la belleza, sino dar, de la forma más pura posible, la idea del recorrido”.

Círculo de Bilbao (Bilbao Circle, 2000), instalada actualmente en la sala 104  como parte de la muestra de la Colección Permanente Grandes escultores del siglo XX,  fue creada para ser expuesta en el Museo Guggenheim Bilbao, tal como evidencia su propio título, en el contexto de la  presentación de la Colección Permanente dedicada a dos obras suyas titulada Richard Long.  Círculo de Bilbao pone de relieve las formas y materiales orgánicos de la singular  arquitectura del Museo Guggenheim Bilbao con el que entabla un diálogo de escalas y perspectivas cambiantes a medida que el visitante ve la obra tanto desde el mismo plano, a ras del suelo, como desde arriba. Como en el caso de Serpiente de Richard Serra o Instalación para Bilbao de Jenny Holzer, creadas por los artistas específicamente para la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao, Círculo de Bilbao ofrece en el Museo una lectura única e irrepetible.

La obra, un círculo que mide 1.300 cm de diámetro, está compuesta por piezas extraídas de la más antigua cantera de pizarra de Inglaterra, en Delabole, un pueblo de Cornwall. Rodeando la escultura, el espectador puede revivir parcialmente el caminar del propio artista. Vista desde arriba, la obra recuerda los misteriosos dibujos en los trigales y las formaciones prehistóricas de piedra como Stonehenge, que parecen indicar una intervención de otro mundo. Todas las obras de Long evocan un tiempo caracterizado por una relación más espiritual entre el hombre y el paisaje. La disposición de las piedras —aleatoria y sin embargo cuidadosa a la vez— de Círculo de Bilbao y de otras piezas, que cambia ligeramente en cada instalación (en los años setenta Long comenzó a escribir certificados o instrucciones para que otros pudieran instalarlas), crea un patrón dinámico y trae a la mente los diseños de William Morris, artista inglés cuyo trabajo también versa sobre la belleza de la naturaleza y la vida rural, empleando a menudo medios de producción industrial.

 

Si desea recibir imágenes de las obras puede ponerse en contacto con:

 

Museo Guggenheim Bilbao

Departamento de Comunicación

Tel: +34 944359008

Fax: +34 944359059

media@guggenheim-bilbao.eus

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