Nota de prensa

Adquisición: Arcos Rojos de Daniel Burén

El día 19 de octubre de 2007 el Museo Guggenheim Bilbao cumple diez años desde su inauguración, en octubre de 1997. Para conmemorar esta efeméride presenta Arcos Rojos de Daniel Burén, un proyecto de intervención artística en el Puente de La Salve, que contribuye al enriquecimiento del patrimonio artístico de la ciudad y que permitirá a la institución añadir a su Colección Propia una obra concebida específicamente para uno de los espacios más singulares que conforman su entorno.

El  Museo Guggenheim Bilbao se asienta sobre un solar triangular, atravesado en uno de sus vértices por el Puente de La Salve, una de las arterias de acceso a la ciudad. Ya desde la concepción del diseño del Museo por parte del arquitecto Frank Gehry, el puente quedaba integrado en el edificio gracias a un colosal volumen que se desliza bajo el puente y en cuyo extremo se eleva una torre de piedra.


LA ELECCIÓN DEL PROYECTO

Para la ejecución de esta obra, que quedará integrada de forma permanente en el Puente de La Salve, gracias a un acuerdo de colaboración con la Diputación Foral de Bizkaia, propietaria de esta infraestructura, el Museo Guggenheim Bilbao invitó el pasado mes de junio de 2006  a varios artistas de prestigio internacional en el ámbito de la creación artística contemporánea, entre los que Daniel Buren, Liam Gillick y Jenny Holzer, de reconocida experiencia en la utilización de la escala monumental, y célebres por el uso de lenguajes y materiales singulares, decidieron presentar sus propuestas.

La decisión final, que se hizo pública el 19 de diciembre de 2006, correspondió a una Comisión de selección integrada por representantes de la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno Vasco, respectivamente; el Secretario de Exposiciones de la Royal Academy of Arts de Londres, Norman Rosenthal; el Director de la Solomon R. Guggenheim Foundation, Thomas Krens; y el Director General del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte.

Sin embargo, los miembros de la Comisión no fueron los únicos encargados de participar en la elección de esta intervención artística en el Puente de La Salve. El Museo Guggenheim Bilbao consideró que, dada la envergadura del proyecto, su carácter eminentemente popular y de integración en la fisonomía de la ciudad, sus visitantes debían jugar un papel trascendente en la selección, dándoles la oportunidad de votar por la propuesta de su preferencia.

Para ello, las maquetas de los tres proyectos estuvieron expuestas en el Museo desde el mes de octubre hasta el de noviembre de 2006, junto con materiales complementarios aportados por cada uno de los artistas, con el fin de explicar a los visitantes la concepción de cada proyecto y la trayectoria artística de sus creadores.

La opinión mayoritaria de los visitantes del Museo se sumó como un voto más en la Comisión de selección, que finalmente escogió el proyecto del francés Daniel Buren, definiéndolo como una obra “visualmente cautivadora, sencilla e impecable”, que trata de matizar el fuerte contraste que genera el arco del puente con las formas curvilíneas y elegantes del Museo.


ARCOS ROJOS
  DE DANIEL BURÉN

Arcos rojos es el nombre oficial de la obra de Daniel Buren, que se sustenta en su creencia de que el único elemento que distorsiona la perfecta armonía creada por Frank Gehry entre el Museo y el puente es el arco de acero que, según el artista, “no está visualmente conectado con la elegancia del Museo”.

De ahí que su intervención se centre en la transformación de la estructura del puente, cubriéndola con una “piel” de color, a modo de escultura, modificando así su forma y configuración, sin hacerle perder su función original. En palabras del propio artista, “este cambio abre un diálogo entre la funcionalidad del puente y la estética de la escultura que lo abraza”.

El color elegido por Buren para la escultura es un rojo vivo, que crea un fuerte contraste con el verde de la estructura, y que, a su vez, conecta cromáticamente con el titanio del edificio de Gehry. Los laterales están revestidos de una sucesión de rayas blancas y negras, imagen de marca del artista, que contrastan con el color rojo.

El proyecto de Buren pasó el veredicto previo de ingenieros y especialistas en este tipo de estructuras. En su diseño el artista francés tuvo en cuenta el movimiento del puente y la fuerza del viento, y para ello se realizaron cálculos muy precisos. Lo más llamativo de su instalación es que el revestimiento no va anclado al puente, sino que tan sólo se apoya en él en algunos puntos, sin anclajes ni agujeros de ningún tipo, ya que una de las condiciones que se exigieron fue que no se alterara la estructura del puente.

En cuanto a los materiales, inicialmente, Buren propuso un material sintético similar al que se utiliza para realizar grandes carpas, pero por motivos de mantenimiento y conservación, se escogió finalmente un material casi indestructible: un tipo especial de formica con una garantía de unos diez años. Se trata de un material en cuya fabricación se utiliza papel pegado y prensado hasta conseguir placas con el espesor requerido, cuya apariencia es muy rígida y se altera muy poco ante el frío o el calor. Además de su resistencia, su durabilidad y fácil mantenimiento hacen de este material el más idóneo para esta pieza.

Por su parte, los laterales van revestidos de cajas metálicas con diodos luminosos en su interior y cubiertas por planchas de metacrilato translúcido con franjas negras de vinilo adhesivo. La pieza conlleva dos tipos de iluminación: por un lado, una estática, que se proyecta sobre ambas caras de la “escultura roja” y, por otro, otra más compleja y dinámica, que se origina en el interior de los laterales y genera un efecto de movimiento constante a lo largo de los bordes internos y externos de la estructura. Esta iluminación se reflejará en la ría, creando un efecto mágico y sugerente.

Daniel Buren deja abierta al espectador la interpretación de su obra, “Es sin duda, una de las principales entradas a la ciudad. Cuando te adentras en el puente ves el Museo, así que me gustó la idea de que la estructura del viaducto quedara cubierta con un arco de un color rojo intenso bajo el cual transitarán, como hasta ahora vienen haciendo, vehículos y peatones. Como si fuera una gran puerta abierta que comunica Bilbao con el mundo”.

La intervención Arcos rojos en el Puente de La Salve es un paso más en la espectacular transformación del paisaje de la vieja ciudad industrial, una evolución que comenzaba a tomar forma hace ahora justo diez años.


PRAEMIUM IMPERIALE 2007

El artista Daniel Buren ha recibido en pasado 16 de octubre de 2007 el prestigioso galardón "Praemium Imperiale" en la categoría de pintura, de la mano del príncipe nipón Hitachi, hermano del emperador Akihito. El artista francés recibió este relevante premio a las artes plásticas y escénicas, concedido por la casa real japonesa, por “introducir un soplo de aire fresco en el mundo del arte conceptual con su trabajos pioneros de ubicación específica”

Entre los artistas galardonados en anteriores ocasiones con el "Praemium Imperiale" se encuentran Ingmar Bergman, Leonard Bernstein, Antoni Tapies, Marta Argerich, Norman Foster, Maya Plisetskaya y Mistislav Rostropovich.


BIOGRAFÍA DEL ARTISTA

Daniel Buren nació en Boulogne-Billancourt, Francia, en 1938. En sus años de formación exploró diversas disciplinas artísticas en su paso por L’École des Métiers d’Art (1957-1960) y L’École National Supérieure de Beaux Arts, aunque  se decantó finalmente por la pintura a partir de 1960.

Desde 1965 Buren comenzó a utilizar soportes pictóricos no convencionales, realizó pinturas con lino preimpreso con bandas alternas de blanco y color, reduciéndolas a  sus elementos visuales y físicos más sencillos, y vaciándolas así de toda ilusión y subjetividad. Su interés en los componentes literales de la obra, consistente en superficie y soporte (anverso y reverso), le conduciría a explorar aspectos materiales e ideológicos de la misma.

Las propuestas artísticas de Daniel Buren, enraizadas en las transformaciones políticas y sociales ocurridas en Europa en los años sesenta, han estado vinculadas desde sus comienzos a la reflexión sobre la función del arte y el artista, sin dejar de preguntarse por los diferentes modos de expresión y su relación con el contexto social en el que se encuentran y exhiben. Según el propio artista, sus obras muestran los límites en los que se producen las cosas y los límites en los que se halla quien crea y quien mira.

Daniel Buren trabaja desde hace más de cuarenta años en lo que el propio artista definió como arte “in situ”, obras realizadas en el lugar en el que serán instaladas, para ser vistas en ese espacio o situadas en lugares que no son los habituales de exhibición. Con esta manera de trabajar, Buren se interroga acerca de las relaciones de poder que existen en la presentación de una obra de arte, y plantea cuestiones en torno a cómo ésta interactúa con su contexto físico y cultural, analizando su presencia y su percepción ante la mirada del espectador, y cuestionando su autonomía, tanto visual como ideológica.

Hay un elemento significativo que Buren ha repetido casi de manera constante en sus trabajos: el empleo de unas bandas verticales de tela o papel, de 8,7 cm de ancho, que aplica en diferentes tipos de soporte. Estas bandas de color, inspiradas en su origen en diferentes soportes tradicionales en Francia, se convirtieron en un instrumento visual mediante el cual el artista pretendía reducir lo pictórico a su mínima expresión, una metáfora con la que afirmaba que el mundo podía ser reducido a una dualidad muy simple, espacio y banda. Unos sencillos toques de color permitían alterar las estructuras de edificios e incidir en la importancia del espacio en el que se inscribe la obra de arte.

Daniel Buren es un artista consagrado y con un enorme prestigio internacional, galardonado con el León de Oro de la Bienal de Venecia en el año 1986. Sus personales y reconocidas intervenciones espaciales, permanentes y temporales, son solicitadas en la actualidad por entidades públicas y privadas de todo el mundo, entre las que se encuentra la sede neoyorquina del Guggenheim, donde trabajó en 2005.


DATOS TÉCNICOS DE LA OBRA

Los 1.000 metros cuadrados de laminado compacto de formica que cubren el Puente de La Salve han sido realizados por la empresa bilbaína Construcciones Lomsa, adjudicataria del concurso convocado por el Museo Guggenheim Bilbao hace unos meses, y ha contado con la colaboración de IDOM, empresa de ingeniería de Bilbao que ya participó hace diez años en la construcción del propio Museo.

El laminado Formica® Compacto Exterior es un material innovador fabricado mediante un proceso de estratificación a una presión de 10 Mpa (100kg / cm2) y temperatura de 140ºC. Está constituido por un núcleo de hojas de papel kraft impregnadas en resinas termoestables y recubierto de una hoja de papel decorativo (en este caso rojo) por ambas caras. El papel superficial está impregnado en resinas termoendurecidas de alta resistencia y protegido además, por un film con una función de barrera ultravioleta con objeto de evitar la degradación del color.

El resultado es un laminado compacto autoportante plano e inalterable, de extrema resistencia a la intemperie y a la acción de los rayos ultravioleta, lo que se traduce en una total solidez y estabilidad del color (en este caso rojo) en el tiempo, con una garantía mínima (pero perfectamente prorrogable) de diez años.

Por su naturaleza no porosa, este material resiste igualmente la humedad y los agentes atmosféricos y no requiere mantenimiento.

En cuanto a la iluminación, las empresas EBI y Susaeta pro lighting han sido las encargadas de cubrir un total de 400 metros cuadrados con cajas de luz con 6.732 LEDs, de 2 vatios de potencia cada uno, debido a su mejor calidad y adaptación a los requerimientos del artista.


FICHA TÉCNICA

  • Altura del puente: 55 m
  • Anchura del puente: 28 m
  • Radio de las circunferencias: 12 m
  • Superficie total de recubrimiento mediante laminado compacto Formica: 1.000 m2
  • Paneles de formica: cada uno 8 mm, de grosor, con unas medidas de 1,53 x 1,53 metros  y un peso de 11 kg / m2.
  • Superficie total de recubrimiento mediante cajas de luz: 400 m2
  • LEDs: 6.732 unidades.
  • Líneas: vinilo antiadhesivo de 87 mm de espesor. Colores: blanco y negro.
  • Inauguración: 19 de octubre, coincidiendo con el Décimo Aniversario del Museo.
  • Presupuesto: el coste final será de 1,6 millones de euros
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