LOS TULIPANES DE JEFF KOONS INUNDAN DE COLOR LA TERRAZA EXTERIOR DEL MUSEO GUGGENHEIM BILBAO
La escultura de acero policromado de más de cinco metros de largo convive con el resto de las obras de ubicación específica que componen los fondos propios del Museo.
La obra Tulipanes (Tulips, 1995-2004) de Jeff Koons (York, Pennsylvania, EE UU, 1955), adquirida en el año 2006 para enriquecer los fondos propios del Museo Guggenheim Bilbao, comparte protagonismo, desde el viernes día 11 de mayo, con la Fuente de fuego (Fire Fountain, 1960–61), de Yves Klein, la obra Escultura de niebla # 08025 (F.O.G.) [Fog Sculpture # 08025 (F.O.G.),1998] de Fujiko Nakaya o Mamá (Maman, 1999) de Louise Bourgeois, al quedar instalada de forma permanente en un extremo de la terraza, situada en la fachada posterior del Museo.
Esta gran escultura del autor del popular Puppy (1992) está realizada en acero inoxidable alto en cromo con revestimiento transparente en color. Representa un manojo de siete tulipanes de más de cinco metros de largo (203 x 460 x 520 cm.) concebidos a modo de grandes globos de colores luminiscentes. LosTulipanes transmiten una sensación de ingravidez que contrasta con el material pesado con el que han sido construidos, potenciando la ironía de la pieza. Su aspecto artificial, plasma a la perfección la temática abarcada por Jeff Koons en la serie Celebración (Celebration) a la que esta obra pertenece.
Formalmente, esta escultura es la más compleja de las creadas hasta la fecha en este tipo de obra. Las formas de flores están colocadas horizontalmente por el suelo, con los largos tallos lánguidamente entrecruzados. El vocabulario formal de esta obra combina la precisa exactitud de la escultura minimalista con el contenido cotidiano del Pop Art.
Pero más que cualquier asociación histórico-artística, esta escultura guarda un gran parecido (en tamaño y forma) con los inmensos personajes hinchables, típicos de los desfiles americanos, en base a los que Koons ha creado piezas artísticas.
La obra que ahora forma parte de la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao es la edición número cuatro de una serie de un total de cinco piezas, y ha sido finalizada en marzo de 2007. De los otros cuatro Tulipanes, unos se encuentran instalados en las oficinas centrales del Norddeutsche Landesbank en la ciudad de Hannover, otros dos pertenecen a prestigiosas colecciones como las de la Fundación Prada en Milán y la Fundación Broad en Santa Mónica, California, y uno más es propiedad de artista.
Serie Celebración
Tras diez años de trabajo, la serie Celebración (Celebration) de Jeff Koons es el conjunto de obras más ambicioso de la trayectoria del artista americano. Esta serie, compuesta por pinturas de un meticuloso fotorrealismo y esculturas de iconografía festiva, marca un cambio radical respecto de la serie que la precedió: Hecho en el paraíso (Made in Heaven, 1989-1991). Las enormes esculturas-globo que componen Celebración representan juguetes y objetos que parecen haber sido extraídos de una fiesta infantil de cumpleaños como perros o lunas realizadas con globos, sombreros, plastilina, baratijas kitsch o flores artificiales.
Creadas en una escala más de diez veces mayor que su tamaño real, estos festivos objetos parecen haber sido tomados de algún país de las maravillas imaginario, prolongando la resonancia populista con la que fue concebido Puppy.
Como el propio Koons afirma, estas obras son “algo festivo que tiene que ver con la infancia, el color y la simplicidad” e ilustran el talento del artista para transformar algo banal en un objeto seductor que cuestiona la función del arte dentro de la cultura de consumo como sus ya famosos Conejo (Rabbit, 1986), Perro globo (Balloon Dog, 1995) –ambas pudieron contemplarse en el Museo Guggenheim Bilbao como parte de la muestra De Jasper Johns a Jeff Koons, cuatro décadas de arte de las colecciones Broad en el año 2003- o la Flor globo (Ballon flower, 1997).
Por su impresionante escala y el impecable detalle y acabado de sus superficies, cuyo logro le ha supuesto al artista años de investigación y trabajo, la escultura Tulipanes es quizá la pieza más compleja de toda la serie desde el punto de vista de la factura y de la técnica. Cada una de las flores individuales posee un acabado brillante que refleja una luz coloreada en la intersección de los siete tallos; este efecto óptico no sólo recuerda los brillantes colores de las fiestas de cumpleaños o de las cestas de Pascua, sino que también evoca los experimentos visuales del OpArt y del movimiento Arte y Luz.
Aunque está claro que Koons es coherente con su interés por la cultura popular y los temas kitsch, Tulipanes también pone de manifiesto su compromiso con la perfección escultórica y con las composiciones de naturalezas muertas. Al igual que en anteriores trabajos del artista, la ironía y la sinceridad coexisten con un sentido crítico. La evocación festiva o de celebración que rezuman estos objetos se ve contrarrestada por la perfección industrial de su pulido y su especular acabado.
Creados en una escala que pretende exagerar su superfluidad, estos gigantes se muestran como objetos banales, pero aun así deseados, que enmascaran la trascendencia de los rituales con los que están asociados. Al mismo tiempo, la obra de Koons se caracteriza por una profunda convicción del poder de estos objetos para transmitir una psique colectiva cultural que se regocija en los actos rituales.